EL SÍMBOLO
R E F L E X I Ó N
Amanece. Finaliza el verano en la Estación Balnearia en la
que vivo.
Acabo de llegar de un viaje a París y ya no puedo más.
Bajo LArc de la Défènse, símbolo del nuevo París y de los nuevos tiempos, he comprendido.
Los signos están muy adelantados y debo tomar, cuanto antes, una clara decisión. Pero ante todo, tengo que sobreponerme al pánico que me invade a veces y reflexionar, seriamente, sobre la conveniencia o no de una temporal desaparición, como la de Ribera, muerto ya, oficialmente para todos.
No me hace ninguna gracia pertenecer al «Equipo» que sospecho. Nadie me ha dicho nada sobre dicha pertenencia. Pero a posteriori, la cadena de acontecimientos es tan clara, que asusta.
Intento escribir este libro para reflexionar, para centrar mis vivencias y mis ideas, para ordenarlas y para no tomar, sin reflexión, una decisión precipitada. El «mandato», es lo de menos. Creo.
Me gusta la vida, pero ya no puedo mas. Las horas transcurren lentas y son interminables cuando no se tiene nada que hacer, sólo esperar. ¿Viajar...? Sí, pero a dónde que no conozca ya. Siempre he optado por la acción. Ahora intentaré la contemplación.
Este libro, pues, trata de la eclosión de un gran Símbolo.
Todas las religiones y todos los grandes movimientos sociales han tenido o tienen su símbolo con el cuál siempre se identifican.
Artistas, pintores, escultores, arquitectos e incluso intuitivos de todas las épocas, han adelantado los símbolos qué, más tarde, los lideres han sembrado entre las masas.
En todos los grandes actos de la humanidad, incluso en los más despiadados, la emoción sin la razón, era siempre la que envolvía las voluntades y la salvación, en cualquier sentido, era el objetivo final de estos actos.
Hasta ahora, jamás el diablo de la razón, y sus apóstoles negadores de ilusiones, habían gozado de la gloria de tales actos. La cultura popular, al margen de la ciencia, no lo podía hacer posible.
Mas entre lo posible y lo imposible media el tiempo y el tiempo de lo imposible ha llegado.
El SÍMBOLO por fin ha aparecido. Su forma errante de «Cometa» por fín se ha detenido sobre el planeta. Sólo es, pues, cuestión de tiempo, que su brillo y luz, que anuncia el nacimiento del «Rey de Reyes» de todos los sistemas de análisis y predicción de procesos, de sucesos, de acontecimientos..., reine entre nosotros.
Muchos de los artistas, pintores y arquitectos más intuitivos de esta época, han detectado ya su presencia y un desesperado impulso interior estético les obliga a recrearlo una y otra vez sin saber exáctamente el porqué. Pero es que como todos los grandes y trascendentes símbolos de la humanidad, éste ha resultado ser antiguo, muy antiguo, tanto, como la Cruz que aprisiona dentro.
Es el primer signo que vió el hombre primitivo cuando, desde el interior de su tosca morada, pudo recibir a través de su primera y primitiva ventana, la claridad inmensa del Universo.
Ojalá sea sólo la emergencia de un Símbolo de lo que
tratamos en este libro. Lo otro, sería demasiado terrorífico para verlo.
LEO TABER INTERNATIONAL
| Menú Principal | Nota legal | e-mail
para El Símbolo |